Los tres paneles de las damas de Cerdanyola se llevaron a cabo hacia 1910, para la residencia del comerciante y joyero Evarist López, reformada bajo la dirección del arquitecto Eduard Maria Balcells Buïgas.
El edificio originario había sido el primer teatro-casino de Cerdanyola (1894), obra del arquitecto Gaietà Buïgas. Al margen del tríptico, la casa contaba con otros elementos de vitral, como puertas y ventanas, que configuraban un conjunto excepcional. Las vidrieras están incluidas dentro del Inventario del Patrimonio Cultural Catalán.
Instalados en el antiguo salón de la casa, se trata de tres paneles de grandes dimensiones que representan dos escenas. El panel situado en uno de los laterales se ha llamado Damas del columpio. Y los dos paneles frontales, que se sitúan en un mismo escenario interrumpido por el pilar de la fachada, las Damas del lago o Damas de los cisnes y las Damas de las tulipanes. En el primero, las dos figuras femeninas están en lo alto de una barca rodeada de cisnes, y en el segundo, las damas recogen flores a orillas del lago.
Iconográficamente, llama la atención la constante presencia de flores, que podría tener una lectura simbólica, que llega a su cenit en la escena del lago donde las damas alimentan a los cisnes con peonias ―la rosa sin espinas―, en una imagen que podría tener lecturas literarias que nos remiten a la consumación del amor y al mito de Leda y el cisne. De hecho, los tres paneles podrían hacer alusión a los tres estadios del amor: el enamoramiento, el esplendor y la melancolía. Destacan la riqueza de los vestidos y de las joyas, que tienen un claro eco centroeuropeo, influenciado por Alphonse Mucha y Eugène Grasset. El protagonismo destacado de las joyas bien podría ser una referencia al dueño de la casa, propietario de la joyería La Isla de Cuba, en la Plaza Real de Barcelona. La presencia de escenas de damas bailando o en un jardín es una constante en la época y aparece en otras vidrieras.
Aunque la autoría del diseño sigue siendo un misterio, no se puede descartar la intervención directa o indirecta de Alexandre de Riquer, que frecuentaba Cerdanyola y su núcleo de veraneantes. De hecho, algunos versos de su obra Crisantemas parecen evocar la escena. La ejecución técnica la han atribuido Rodon y Vila-Grau al vidriero alsaciano Ludwig Dietrich von Bearn, que tuvo taller en Barcelona y destacó en la técnica de la grisalla. De todas formas, no se pueden descartar otras intervenciones o autorías de vidrieros barceloneses de la época. La dirección y concepción original del conjunto parece corresponder al arquitecto Eduard Maria Balcells, autor de la reforma del edificio, y de quien se ha podido localizar, entre los cuadernos de juventud, el esbozo de una dama recogiendo flores , que puede recordar la escena de la llamada Dama de la Tulipa.
Los tres paneles están elaborados con vidrio catedral y vidrio plaqué, algunos de ellos rebajados y esmaltados, y son una obra maestra de la técnica de la grisalla, con una utilización sutil y depurada que queda patente en las delicadas facciones de las damas. Estilísticamente, destaca la simplificación y la elegancia del dibujo, delimitado por las líneas negras del plomo y de la grisalla, y la rica combinación de una gran variedad de colores, logrados con la combinación de los distintos tipos de vidrios, esmaltes y grisáceas.
En 2012, el Museo de Arte de Cerdanyola (MAC) y el Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC) plantean la necesidad de poner en marcha la restauración de las vidrieras, que se desarrolla sucesivamente entre los años 2013 y 2014 , empezando por las vidrieras más dañadas: las Damas de los tulipanes, las Damas del lago y las Damas del columpio. El proyecto lo han financiado la Generalidad de Cataluña, la Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de Cerdanyola.
Problemas de conservación
Las vidrieras planteaban, por un lado, los problemas típicos de su envejecimiento natural y otros propios de la exposición a agentes externos y de las limitaciones de su diseño.
En el conjunto de vidrieras de las Damas de los tulipanes había una concentración bastante elevada de piezas fracturadas. Encontramos algunas consolidaciones provisionales hechas con adhesivo vinílico y con silicona.
Los esmaltes verdes y azules se encontraban gravemente alterados en algunos casos. La comparación con las fotografías realizadas en 1983 permitió comprobar que no había habido evolución aparente de estos deterioros, desde que las vidrieras no se exponían a las condiciones ambientales exteriores.
Asimismo, algunos esmaltes amarillos ―similares en color y transparencia a un amarillo de plata― tenían grietas en superficie.
Se documentan panel a panel, las piezas fracturadas, los residuos depositados y el estado y traza del plomo, y se hacen fotografías y esquemas. Inicialmente, se pretendía analizar muestras de los esmaltes degradados, pero finalmente no fue poss
1984: Las vidrieras se desmontan de su emplazamiento y se exponen en la Fundació Miró. Ya no vuelven al edificio original.
2009: Las vidrieras se recogen de un almacén. Se limpian y se instalan en un marco isotermo nuevo, manteniendo la estructura metálica de las vidrieras originales.
Etapas de la restauración
Las vidrieras se desmontan y se montan uno por uno, y para evitar dejar un hueco en los ventanales el museo imprime lonas que los reproducen. El desmontaje de todos los paneles se inicia con la retirada de la masilla con espátulas finas de bajo impacto.
El proceso de limpieza se adecua a los residuos que deben retirarse, con la precaución de que no haya pérdida de capas pictóricas. Las vidrieras se encuentran recubiertas por una capa homogénea de residuos poco adherida; se emplea agua y alcohol al 50%, que se aplica con turundas de algodón, y que se seca, a continuación, con papel de celulosa.
Las piezas fracturadas se consolidan con resina epoxídica Hxtal NYL-1® y las piezas reintroducidas se marcan discretamente con el año y el nombre del taller.
A continuación, se resuelven localmente los plomos. La intervención permite observar que el plomo usado tiene un alma de sólo 1 mm, siendo habitualmente 1,5 mm. Son dorados en la cara interna. Este hecho se añade a un diseño que usa plomos largos de distintos grosores, para atar piezas muy grandes y pesadas. Estos dos casos hacen que la red sea especialmente débil y el movimiento de las vidrieras muy delicado. Se mueven siempre apoyándolos sobre tablones rígidos, cortados a la medida de cada panel.
Para conseguir la estanqueidad de las vidrieras y rigidez, se aplica masilla en los paneles, con espátula, de forma manual y controlada.
Por último, se transportan las vidrieras restauradas, instaladas en los marcos originales, y se cambia el sistema de colocación original de masilla y grietas de madera, por pletinas de hierro en L.
Bibliografía
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